Recientemente estrenada y con un gran éxito entre nuestros jóvenes y adolescentes, la serie de “Por trece razones” no nos deja indiferentes. Y es que hablar sobre un tema tan peliagudo como el suicidio nos remueve las entrañas, y des de la perspectiva de los adultos nos asalta un mar de dudas e incertezas. Quizás se deba al tabú que sigue presente en nosotros para poder hablar de la muerte, de la pérdida, del dolor… sobre todo cuando lo asociamos a tan temprana edad por voluntad propia. O quizás sea porque no podamos gestionar internamente todas las emociones que se nos presentan en torno a este tema.
Si además de la serie que anda en boca de muchos de nuestros jóvenes, le sumamos las noticias sobre webs que promueven y hacen apología del suicidio (“La ballena azul”), se me ocurre que quizás debamos reflexionar un poco sobre su abordaje. ¿No os parece?
¿QUÉ DICEN LOS ESTUDIOS?
El suicidio es la tercera causa de muerte en el grupo de edad de entre los 15 a los 29 años, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística. En los últimos datos disponibles se pone de manifiesto que 320 niños y jóvenes menores de 30 años se quitaron la vida en 2016. La Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) detectó y atendió en 2016 un total de 627 casos de ideación o intento de suicidio de menores y 531 casos de autolesiones, lo que supone un 64% más que el año anterior. Sobre el perfil de los casos de intento de suicidio, 441 eran chicas frente a 186 chicos, y 43 casos correspondieron a menores de 10 años. En cuanto a los casos de autolesiones, en 15 de los casos se trató de menores de 10 años. Las causas que pueden desembocar en este tipo de actos: trastornos psicológicos, variables concretas de personalidad, la alta carga de estrés emocional y, especialmente, el bullying, últimamente desplazado por nuevas vertientes como el bullying electrónico o el sexting.
QUIZÁS NO ESTEMOS HABLANDO DE UN FENÓMENO AISLADO
El suicidio es la tercera causa de muerte en España en el grupo de edad de entre los 15 a los 29 años (un 16.36% de los jóvenes fallecidos en 2015, lo fueron por esta causa), oscilando esta cifra entre un 5 y un 6 por cada 100.000 habitantes.
Durante la última década las tasas crudas de suicidio han experimentado un ligero descenso, aunque a partir de 2010 nos encontramos de nuevo con una leve tendencia ascendente.
Analizando las tasas de suicidio por comunidades, nos encontramos la tasa más elevada en Galicia (7.16 suicidios por cada 100,000 jóvenes), seguida de Navarra, La Rioja y Ceuta (7.04, 6.09 y 5.71 suicidios por cada 100,000 respectivamente.) Las tasas más bajas se encuentran en Cantabria, Castilla León y Cataluña (1.17, 2.74 y 3.13 por cada 1000,000 para cada una de estas comunidades).
El modus operandi elegido por la gran mayoría de jóvenes de ambos sexos entre los 15 y los 29 años es el ahorcamiento, la estrangulación o sofocación (45.85%), seguido de otras formas como lanzarse al vacío (30.56%). Otros métodos son: consumo de drogas y otras formas de suicidio no especificadas o inhalación de gases. Para el sexo femenino el tercer método utilizado es el envenenamiento con drogas, medicamentos o sustancias biológicas, seguido del ahogamiento.
¿CUALES PUEDEN SER LAS CAUSAS?
La adolescencia, es un período del desarrollo de mucho estrés y cambios importantes en el cuerpo, en las ideas y en los sentimientos. La confusión, el miedo e incertidumbre, la presión por el éxito, así como la capacidad de pensar acerca de las cosas desde un nuevo punto de vista, influyen en las capacidades de los preadolescentes y adolescentes para resolver problemas y tomar decisiones.
A grandes rasgos, en el caso de los jóvenes y los adolescentes, la literatura médica coincide al señalar como posibles factores de riesgo sufrir una enfermedad crónica dolorosa, un trastorno psicológico que no necesariamente ha sido diagnosticado, una tentativa previa de suicidio; variables concretas de personalidad, como un carácter impulsivo con falta de control de las emociones y la alta carga de estrés emocional que padecen.
Otra de las causas en auge durante los últimos años es el bullying. Se estima que 7 de cada 10 padecen alguna forma de acoso o intimidación, de tipo verbal, físico o a través de las nuevas tecnologías de la comunicación. Aunque el acoso más frecuente es el tradicional abuso en el colegio, éste se está viendo desplazado por nuevas vertientes como el bullying electrónico o difusión de imágenes o vídeos de alto contenido erótico con el objetivo de humillar a la víctima.
El fenómeno del suicidio está generando fuerte sensibilidad y atención en los profesionales de la salud, maestros, padres y otros grupos sociales, por estudiar las causas de estas conductas.
Lo primero que debemos considerar es que existen determinados factores desencadenantes como:
- la crisis de identidad
- sentimientos de rechazo
- temor en la diferenciación del grupo de pares y
- la vulnerabilidad a los ambientes caóticos
Para las conductas suicidas factores precipitantes como:
- conflictos y discusiones con los miembros de la familia, amigos
- detonantes como el estrés
- perdida de un ser querido
- divorcio de los padres
Según refieren estudios recientes, las causas del intento suicida fueron los problemas con la familia, seguido por los problemas en la escuela para el grupo de 10 a 14 años (33,3 % y 28,6 %, respectivamente); en tanto que en el grupo de 15 a 19 años predominaron los problemas con la pareja (43,0 %) seguido por problemas con la familia (33,0 %).
Entre los antecedentes que constituyeron factores de riesgos (FR) del intento de suicidio, el haber elaborado planes anteriores para hacerse daño se observó en el 13,5 % de los casos y la presencia de sentimientos de desesperanza, que fue referida en el 51,9 % de los casos.
Existe una fuerte asociación significativa entre no confiar en los padres y el intento suicida, lo que se refirió por el 59,5 % de los casos. Como factor de protección frente al suicidio encontramos cuando el adolescente tuvo en quién contar en situaciones difíciles, especialmente cuando siente la posibilidad de contar sus problemas a sus padres.
En cuanto a la exploración de la autovaloración del adolescente con intento suicida, el único identificado como factor de riesgo fue el antecedente de trastornos nerviosos, presente en el 86,5 % de los casos
Finalmente, es importante señalar que en el 92 % de los adolescentes con conductas autodestructivas aprecia una opinión crítica sobre lo ocurrido. Ello, afortunadamente conlleva a la no repetición inmediata de la conducta por la causa que lo motivó.
¿QUÉ HACE EL ESTADO PARA EVITAR QUE ESTE TIPO DE SITUACIONES CONTINÚEN REPITIÉNDOSE DE FORMA SISTEMÁTICA?
El Estado está haciendo poco. Sólo a nivel autonómico existe alguna iniciativa. La Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES) publicó en el 2006 una guía sobre el suicidio, buscando la concienciación de la población, a la par que aportando pautas de actuación para su prevención.
En nuestro país no existe un plan nacional preventivo, sino que las propuestas de actuación son –como decimos- a nivel autonómico. Galicia, por ejemplo, cuenta con un programa asistencial, o Asturias, donde se ha implementado el programa europeo Monitoring Suicidal Behaviour in Europe (MONSUE) y el proyecto Saving and Empowering Young Lives in Europe (SEYLE).
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Ante semejantes datos, no podemos obviar que debemos asumir la responsabilidad de aprovechar cualquier fenómeno mediático para afrontar conversaciones con nuestros adolescentes. Ya se trate de una nueva serie que podamos ver juntos y favorecer la reflexión de lo que allí sucede, o ya sea comentado las últimas noticias sobre fenómenos como las webs tipo “Ballena azul” o similares.
Saber la opinión de nuestr@s chic@s es fundamental, podemos aprovechar la impersonalidad de la serie o de la noticia para abrir el debate, para avanzar sobre la vida cotidiana, amistades y situaciones vividas en primera persona.
Veamos algunos ejemplos en relación a la serie:
- Hacer preguntas que favorezcan la reflexión: ¿crees que la protagonista tenía razones para hacer lo que hizo? ¿conoces a alguien a quien le pase alguna cosa parecida? ¿en tu instituto l@s chic@s se comportan así? ¿crees que es fácil hablar de cosas como las que suceden en la serie?
- Buscar alternativas de comportamiento: ¿qué otras opciones crees tú que podría haber hecho la protagonista? ¿y sus compañeros? ¿sabrías a quién pedir ayuda si te pasase a ti?
Este tipo de diálogo debería ser una constante en nuestra forma de relacionarnos con ell@s, ya que nos permite tener información sobre su entorno. A los padres nos orienta sobre el entorno escolar y a los docentes sobre el entorno familiar, factores que como ya hemos explicado, influyen potencialmente en el tema que nos ocupa.
Debemos prestar especial atención a la comunicación que mantienen, también en las redes sociales y otros medios de expresión, especialmente en el caso de las chicas (por el índice elevado de intento de suicidio en el género femenino).
Si por algún motivo sospechamos de alguna situación de dolor emocional con dificultad para gestionarlo, es muy importante acudir a algún profesional que oriente al menor y a la familia.
Fuentes:
El suicidio en jóvenes en España: cifras y posibles causas. Análisis de los últimos datos disponibles
Noelia Navarro-Gómez Clínica y Salud; Volume 28, Issue 1, March 2017, Pages 25–31
Afrontando la realidad del suicidio. Orientaciones para su prevención
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Medicina Clínica, 129 (2007), pp. 494–500
Instituto Nacional de Estadística, 2013
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- Nieto, E. Vieta
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- Pérez Camarero
La salud mental de las personas jóvenes en España
Revista de estudios de la juventud, 84 (2009), pp. 126–142
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